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Cuando Luna Sharlote tenía 8 años jugaba a ponerse las mantas, las polleras (faldas) y el sombrero de su abuela cuando estaba en su casa. Se sentía “muy cómoda con la ropa de mujer”, según le cuenta a CNN en Español.
Ese es uno de los primeros recuerdos que tiene sobre su identidad de género como mujer. Casi 20 años después, Luna Sharlotte Humerez Aquino es la primera mujer trans en Bolivia en contraer matrimonio legalmente, según relató a este medio.
“He fingido vivir como un varón hasta los 19 años… Yo no voy a negar nunca que soy una mujer trans, estoy completamente segura de que soy una mujer” - cuenta Humerez Aquino, de 26 años.
Pionera
Luna Sharlotte se casó el pasado 30 de diciembre con su novio —con quien llevaba más de dos años de relación— luego de que la Oficina de Registro Civil les autorizara la unión, según relata.
Luna Sharlotte decidió sacar su caso a la luz pública hasta hace unas semanas luego de que el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia aceptó estudiar un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Identidad de Género, que fue promulgada en mayo de 2016.
Pero un grupo de diputados bolivianos, apoyados por grupos conservadores, demandó la inconstitucionalidad de esta ley en octubre de 2016, pues según reclaman, “busca dañar lo más sagrado que tenemos los bolivianos, la familia”, según dijo a la prensa la representante de la ‘Plataforma por la vida’, Elisa Lanza, citada por ABI.
Para Luis Aruquipa, miembro de la Plataforma por la Vida y la Familia, el matrimonio de Humerez Aquino es “inconstitucional y no legal”, según cuenta.
“Puede tener un matrimonio legítimo, pero no legal”, dice Aruquipa. “Nuestra constitución aclara que para llegar al matrimonio debe haber un hombre y una mujer. Nuestra constitución dice que a la mujer se le aclara por la maternidad”.
Arequipa explica más adelante que se refiere a la capacidad que tiene una mujer para tener hijos y que en el caso de Luna no cumple esta regla.
La Constitución de Bolivia no define a las mujeres a partir de su capacidad para procrear, pero sí prohíbe la discriminación por razón de sexo, orientación sexual, identidad de género, entre otras.
Además, en su artículo 168, el Código de las Familias de Bolivia establece la nulidad de un matrimonio si “no ha sido celebrado por el oficial de Registro Cívico” o si “no fue realizado entre un hombre y una mujer”.
Ella cumplió todas estas condiciones
Para Aruquipa la Ley de Identidad de Género debe ser declarada inconstitucional pues puede desembocar en otros “derechos ilegítimos” para la comunidad LGBT como matrimonio igualitario y adopción de parejas del mismo sexo.
Una fuente del Tribunal Constitucional Plurinacional le dijo a CNN en Español que aún no hay una posición final sobre la demanda, pues esta está siendo revisada por los magistrados.
Hacia la transición
Hasta septiembre de 2016, Luna Sharlotte era una mujer con nombre de hombre, pues sus documentos así lo decían. Pero junto a Pamela Valenzuela Rengel y César Morón, ella fue una de las tres primeras personas en Bolivia en recibir sus documentos de identidad con sus nombres y género respectivos.
“Para mí fue una alegría inmensa porque antes iba al banco o a cualquier lugar y todos me atendían como señorita. Pero mostraba mi carné y era un rechazo fuerte. ‘Es un carné de hombre’, me decían, era muy incómodo."
Pero ahora, dice, se siente feliz porque presenta su documento de identidad y no se siente discriminada.
“El carné nos ayuda a no sufrir discriminación, a ser más aceptadas, a poder ir a estudiar a una universidad sin que estén llamando como varón”, dice.
Luna se sometió a una serie de cirugías y su transición duró unos tres años. Ahora, esta estudiante de Comunicación Social y Periodismo dice sentirse feliz por este paso tan importante, pero reconoce que ser trans en Bolivia es aún muy duro.“Eso sí es difícil. Yo ya me acostumbré a que te miren en la calle, a que te señalen. La discriminación es todavía fuerte, no ha cambiado”, dice. “Si bien es cierto que se ha aprobado una ley, la discriminación está latente porque la gente aún no comprende muy bien lo que somos, cómo somos”.
Y añade que la comunidad transgénero en su país aún tiene una tarea muy grande, pues deben mostrar que ellas son “unas personas comunes y corrientes que sentimos, vivimos, lloramos, estudiamos, trabajamos y que lo único que estamos pidiendo es que se nos otorguen los mismos derechos que cualquier ciudadano de nuestro país”.
Pero asegura que con el apoyo de su familia todo este proceso ha sido más fácil, pues desde el primer momento la han aceptado como es.
“Para mí fue una alegría grande. Empecé a llorar mucho porque la familia es el pilar fundamental para que no te importe nada. Si tu familia te apoya, ya no te importa nada, el qué dirá la gente, los vecinos, la sociedad”.
“La familia te apoya y tú sigues adelante”, puntualiza.