El lunes 28 de julio de 1460 Margarida Borràs fue ahorcada en la Plaça del Mercat, ¿su delito? su propia identidad. Margarida fue la primera mujer trans ejecutada en València por ser quien era y expresarlo. En aquella época era común realizar las ejecuciones en público como “enseñanza” para el pueblo de lo que era correcto y lo que no. Tal y como Vicente Adelantado lo define en La pena de muerte como espectáculo de masas en la Valencia del Quinientos este tipo de “espectáculos” es lo que se definía como pedagogía del terror: “Castigos y ejecuciones eran públicas. Y no solamente éstas, sino también el cuerpo, los restos del ejecutado, se consideraba un espectáculo en sí: los ahorcados eran dejados en el patíbulo durante días y días”.
La Margarida pintada por Marcos Chelo, que firma artísticamente como Akimbo, por encargo del festival urbano Intramurs, es multicolor, luminosa, atractiva. También lo debió de ser en vida la joven, que visitaba algunas de las casas más nobles de la Valencia del siglo XV, cuando era una de las principales capitales del Mediterráneo.
En el caso de este ajusticiamiento Margarida fue ejecutada por “pervertida y sodomita”. En la sentencia se decía haberla visto “al menos en diez casas”, o al menos así consta en las anotaciones del sacerdote Melcior Miralles, quien con su diario es uno de los pocos que recabó información sobre este terrible suceso. Se cuenta en este diario que junto a Margarida también torturaron a dos hombres, quienes pudieron haber sido sus amantes, y también se relata que ella vestía con ropas de mujer y que su sentencia seguramente vino a través de uno de sus amantes, que decidiera delatarla. En 2021 Intramurs ha decidido hacer un homenaje mural a Margarida, para honrarla y contar su historia en un momento en el que parece ser que vuelven a proliferar los delitos de odio: “Es más importante que nunca sumarse a la causa por la igualdad de género, después del COVID han proliferado los delitos de odio y es necesario que nos reivindiquemos ahora”, aclara Salvia Ferrer, directora de Intramurs.
Fernando, el encargado del aparcamiento de los vendedores del mercado, con el mural de Margarida al fondo pintado en una pared que se quedó al descubierto por el derrumbe de las edificios anexos hace años, entre las calles de Murillo y Moro Zeit de Valencia.
MÒNICA TORRES
Para la realización de este mural han contado con la artista Marcos Chelo, aka Akimbo, artista no binaria. Cuando le contactaron su propuesta fue beatificarla: “Es como nuestra primera mártir, por así decirlo, se la enjuició de forma totalmente injusta, y mi forma de homenajearla es esta. Mi obra es una forma de contar algo de la historia de València LGBTQI+”, declara Akimbo. En el grafiti mural Margarida sujeta una soga, símbolo de su ejecución, sin embargo ahora su figura se representa una estética ‘erótica-festiva’ tal y como lo define la artista. Gracias a este homenaje pretende acercar la figura histórica de Margarida a València de nuevo, como símbolo de libertad de todo lo que queda por luchar desde el colectivo. Todo ello representado en la plaza donde la humillaron cruelmente por decidir vivir su propia vida de forma libre.
Para Akimbo uno de los procesos más complejos de la representación fue la documentación, ya que sobre Margarida hay más bien poco escrito, es por ello que optó por una representación a su manera: “Yo a través de mi iconografía he intentado hacer un tributo hacia su persona y lo que defiende, no se sabe mucho de ella a nivel estético así que mi representación es más bien simbólica”. El grafiti finalizado cuenta con la cara de Margarida tapada y con un gran ojo que observa directamente a la soga que la mató. En el último momento Akimbo ha decidido añadirle flores al “arma homicida”, para la artista es la forma que tiene Margarida de darle vida a lo que la mató. Todo ello bajo un mensaje que directamente aclara quién es: Santa Margarida Borràs, beatificándola y dándole el homenaje que se merece.
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