Hace un tiempo vemos como gran parte de nuestra sociedad empieza a movilizarse y luchar enérgicamente por los derechos de las personas trans, pero a menudo,
observamos también, con que facilidad se convierten en objeto de confrontación política, quedando relegadas sus necesidades y seguridad a un segundo plano
. Muchas veces, como colectivo, nos quedamos atrapados en un debate que bloquea el progreso como cuando nos paramos a analizar minuciosamente la letra pequeña del prospecto de un fármaco y acabamos por sentir miedo de tomarlo.
En España , por ejemplo, el borrador de la Ley Trans (conocido como Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans ) presentada al Congreso por Unidas Podemos , causó un acalorado debate en el seno del feminismo, en las calles y en el Gobierno de coalición y por el momento, no ha salido adelante por la abstención del Partido Socialista (PSOE), para disgusto de muchas personas. En Italia, la ley ZAN , aprobada ya en la Cámara de Diputados italiana pero a la espera de luz verde por parte de la Cámara Alta, fue promovida por el líder del socialdemócrata Partido Democrático, y concebida como la española, para defender y proteger los derechos de todas las personas, según su individualidad y subjetividad , trascendiendo los modelos normativos y binarios de siempre.
Cuando hablo de esa letra pequeña, hablo del momento en que finalmente contemplamos un montón de realidades sobre las que en general, todavía no hemos reflexionado. Es en ese momento en el que me hago siempre la siguiente pregunta: ¿qué pasa cuando nos topamos con imágenes que se escapan del canon, de la idea que nos hemos hecho con respecto a lo que erróneamente esperamos que sea la experiencia trans, la intersexual o la de las personas no binarias? Veo que esto ocurre, con frecuencia, en un particular ejemplo: cuando vemos a un hombre trans embarazado. Existen personas – que aunque sea en silencio – se hacen preguntas porque esta imagen no les cuadra con sus rígidas expectativas de género binarias, mientras otras nos damos cuenta de que aun no identificándose con el sexo femenino una persona ha decidido libremente usar sus órganos reproductivos para gestar y tener un hijo con su pareja. Y es que es algo maravilloso que alguien que desea concebir, tenga la capacidad física de hacerlo , a mi me hace pensar en cuando en los años 90 todos soñábamos con la idea de que los hombres algún día se pudieran quedar embarazados como le ocurría a Arnold Schwarzenegger en Junior (1994). De una forma u otra, ese futuro ya ha llegado.
Infrarrepresentación, falta de datos y capacitación
Sin embargo, lamentablemente, estas realidades, que aún no se encuentran suficientemente representadas, aún escapan de la idea que tienen muchas personas con esquemas tradicionales y por ello, en lugar de aceptarse con normalidad e integrarse, cuidarse y protegerse desde las instituciones, aún generan fricciones en el debate público, como si los derechos humanos fueran negociables. Pero, pensemos otra cosa: igual que hay hombres trans – y cada día vemos más ejemplos – que se quedan embarazados, los hay también que han tenido que practicarse abortos.
Ese tema es todavía más delicado si cabe porque afecta directamente a la salud de muchas personas y sin embargo, apenas oímos hablar de ello, el personal sanitario no siempre esta capacitado para enfrentar correctamente este escenario, apenas hay información o estadísticas y no se investiga suficiente al respecto . De hecho, no nos equivocamos si decimos que la falta de consideración de las especificidades sobre la salud y el bienestar de las personas trans es uno de los mayores obstáculos – y más complicados – que enfrentan al tener que practicarse un aborto.
Pero la preocupación por los derechos reproductivos de las personas trans no es nuevo: lleva años en el candelero en todo el mundo. En Argentina, ya en el año 2018, se escucharon, aunque minoritariamente, voces masculinas en el debate legislativo por la legalización y despenalización del aborto, según este artículo repleto de testimonios personales que publicó VICE. La primera persona no cis que intervino en el Congreso fue Diego Watkins de la asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTA) para afirmar:
Durante mucho tiempo se instaló la frase ‘nací en un cuerpo equivocado’ pero no era mi cuerpo el equivocado, era la sociedad. Los hombres trans podemos querer gestar y podemos necesitar abortar.
Reconociendo la realidad reproductiva de los hombres trans
Y es que por un descuido durante un encuentro sexual, por falta de información, o incluso porque han sido víctimas de una violación (incluso de esas horriblemente llamadas violeaciones “correctivas”) ciertamente existen cada día personas trans que se quedan embarazadas sin desearlo. ¿Cuántas personas trans se habrán practicado un aborto en España? ¿Y en Italia? ¿Y en Reino Unido? Lamentablemente no lo sabemos, porque no existen apenas datos al respecto, tampoco hoy en día. Lo primero que esto revela es una triste realidad y es que estamos frente a otro caso de discriminación y estigmatización del colectivo LGBTQIA+. Otro tabú inconfesable para muchas personas, otra realidad que no se concibe social ni institucionalmente y que parece que no existe porque no hay ni números para contabilizarlo, ni voces que hablan sobre estas experiencias, ni medios que cubren este tipo de noticias.
Entonces, ¿Cuál es la situación que enfrentan las personas trans al respecto de un tema tan delicado como este? En España, por ejemplo, la Ley Trans que no ha sido aprobada estudiaba poner al frente de sus prioridades que las personas trans tuvieran acceso al aborto y la reproducción asistida dentro de la cartera pública de servicios sanitarios , para contrarrestar fuertemente la frecuentes humillaciones e incomprensión a los que tienen que hacer frente en la mayoría de los casos en los que desean practicarse un aborto. Ahora mismo, los hombres trans que se realizan un aborto deben hacerlo de alguna manera confrontando una especie de doble tabú o haciéndolo, podríamos decirlo así, en una doble clandestinidad.
Como hemos comentado en anteriores ocasiones, existen muchos obstáculos, tanto accidentales como de otro tipo, que se pueden colocar entre una mujer y su derecho a elegir de forma independiente acerca de su salud reproductiva, y en el caso de otras personas con útero, por ejemplo hombres trans, ocurre exactamente lo mismo con el agravante de que su identidad resulta ser, en la mayoría de casos, un impedimento para que puedan sentirse seguras y tranquilas en el ejercicio de ese derecho sobre su vida y sobre sus cuerpos.
Por eso, es importante que los sistemas de salud se esfuercen por integrar la diversidad y la fluidez sexual y de género, que se desarrollen protocolos o guías de atención para hombres trans sobre temas de salud reproductiva y que exista, de ahora en adelante, más y más apertura hacia la idea y las necesidades de las trans masculinidades . Rompamos entre todos el silencio ante este tema y alentemos el debate al respecto para que sus realidades también sean tenidas en cuenta, y así puedan, como el resto de personas con capacidad gestante, acceder plena y cómodamente a los servicios sanitarios de salud reproductiva.
Elena G.