Mar Cambrollé. Activista por los derechos de las personas trans.
El lenguaje es un vehículo que vale para comunicarnos y además vale para crear las bases de una posible liberación o no, o para seguir perpetuando una opresión. En este sentido, las personas y los colectivos hemos luchado en esa dirección para librarnos de discriminaciones cuando hablamos de “cis” y de “trans”, que es lo mismo que hablar de “hombres” o “mujeres” o de “homosexuales” y “herosexuales”. El término cis no es discriminatorio ni vejatorio: tan sólo, señora, estoy señalando que usted no es trans . De hecho, “trans” sí era discriminatorio, porque al decir “cis” uno hablaba de “mujeres biológicas”, y yo digo: ¿yo qué soy, biónica?
Las normas sociales o linguísticas no están hechas de manera selectiva, son para toda la población, así que hasta el propio colectivo trans ha usado un discurso peyorativo hacia sí mismo, repitiéndolo, como cuando las mujeres repiten frases machistas siendo mujeres. Las mujeres trans hemos repetido frases como “ser una mujer de verdad”… ¿y qué eres, una mujer de ficción? Era absurdo. Ahí no hay nada peyorativo. Cuando te llamo cis, es que no eres trans; como cuando te llamo homosexual para decir que no eres heterosexual . Eso sí, si tú quieres practicar una superioridad y te quieres considerar más auténtica y natural que yo, estás siendo cissexista. No es lo mismo decir que eres cis a que practiques cissexismo.
Hay que nombrar la diversidad humana. Por ejemplo, cuando hablamos de “personas con capacidad gestante”. Bueno, yo más que de eso hablaría de “hombres con capacidad gestante”, porque son una realidad. Es verdad que hay hombres trans que pueden y quieren parir. Y además no sólo tienen derecho a parir, sino a abortar, y a ir al ginecólogo, y a hacerse revisiones. ¿Cómo vas a restarle más derechos a quien no los tiene? Eso no significa quitarle nada a las mujeres. ¿Qué hacemos, le cosemos la vagina? ¿No le consideramos sujeto de derecho? no viene a sustituir al sujeto mujer, que ya está reconocido. De ninguna manera queremos atentar contra el sujeto mujer.
Las mujeres trans no podemos parir, ni abortar, pero venimos a poner en valor que hay una gran diversidad de mujeres : blancas, negras, pobres, ricas, lesbianas, trans, heterosexuales, homosexuales… venimos a decir que el sujeto mujer es un sujeto diverso. Pero hay cierto feminismo que sólo escucha a las mujeres blancas, de posición de estudios universitarios, feministas de universidad. Es algo que tiene que ver con los totalitarismos, ¿no? Negar la diversidad.
Su discurso, curiosamente, encuentra el abrazo de la ultraderecha y del totalitarismo más rancio y religioso. El fundamento es el mismo . Sin embargo, cuando hablamos de “transfobia”, no hablamos de miedo irracional hacia las personas trans. Cuando nos asesinan no es porque nos tengan miedo. Cuando nos dan una paliza en las calles. Nos tienen odio, y nos tienen odio también gracias a un discurso normalizado en las redes sociales y que justifica estas agresiones. No hay mayor índice de suicidio que entre las personas trans. Tenemos la exclusión laboral más dura de todos los colectivos humanos.
Mienras, Lidia Falcón, a través de sus escritos, nos llama “proxenetas”. Nos llama “puteros”. Nos dice que usamos vientres de alquiler y nos criminaliza diciendo ¿qué pasará si estas mujeres entran en el vestuario de nuestras hijas? ¿Qué quiere decir con eso? ¿Que somos violadoras? Eso es un discurso de odio. Eso sería como decir “tengo hijos pequeños y no quiero que vivan negros y magrebíes en mi edificio”. Pero fíjate, ahí lo vemos y aquí no. Ambas cosas son un delito de odio.
Este feroz ataque no es ni comparable a la dictadura. Hemos pagado mucho las mujeres trans: se nos despojaba del derecho a tener una familia, se nos expulsaba de los hogares, no podíamos estudiar… pagábamos con la cárcel. ¡Y ahora cambian mi terminología por ‘teoría queer’, que es un concepto académico! Dime tú a mí: mi padre me dio mi primera paliza con seis años, y no fue por ninguna teoría queer , fue porque yo me comportaba como una niña. Ese concepto teórico y académico vale menos que nuestras vidas.
¿Que si creo que pueden convivir palabras como “persona gestante” y “mujer”? ¡Claro! Se reconoce la realidad de los hombres gestantes y no pasa nada. ¿Qué van a hacer si no, negarnos la salud, negarnos los derechos sociales? Ahora dicen: “¿Y qué pasa si entran en las cárceles de mujeres?”. Son tan ignorantes que no saben que en las cárceles de mujeres entramos desde 2006. ¿Cuántas mujeres hay violadas en las cárceles por mujeres trans, mi arma ? El respeto a la identidad y el derecho a la autodeterminación es fundamental.
Las mujeres, igual que nosotras, han vivido discriminaciones brutales por no ser sujetas de derecho. ¿Olvidan el permiso marital? ¿O que no podían heredar ni votar? Eran mujeres tuteladas por el Estado y por sus familias. La libre determinación se concreta en las personas trans como sujeto de derecho, y que dejen de tutelarnos como las tutelaron a ellas.
Están utilizando la biología para discriminarnos, como cuando se decía que los negros genéticamente eran inferiores a los blancos o que las mujeres eran más tontas que los hombres. ¡También era eso “científico”, entonces! Por favor: utilizan la ciencia, la moral y la academia para legitimar un discurso de odio que es rancio. No queremos quitares derechos a nadie.
Entrevista extraida del www.elespanol.com