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El legado de Laura Weinstein para la población trans en Colombia

ATA - Sylvia Rivera • 12 de enero de 2021

La activista murió el 2 de enero. Su trabajo fue clave en el reconocimiento de identidades trans.

“La invitación es a amar la diversidad, a reconocer la capacidad que tenemos las personas trans para transformar el mundo, porque somos la señal de que esto puede ser de otra forma. Si somos capaces de transformar algo que muchos creen que no debería ser así (...), también cualquier forma de violencia, discriminación e injusticia se puede transformar . De verdad, les invito a que nos pensemos lo que significan las vidas de las personas trans”.

Esas fueron las palabras de la activista y defensora de derechos humanos Laura Weinstein en medio de un acto conmemorativo en noviembre pasado por el Día Internacional de la Memoria Trans.

Weinstein fue una de las personas que más trabajó por el reconocimiento de las identidades trans en Colombia. Lo hizo principalmente desde la Fundación GAAT (Grupo de Acción y Apoyo Trans), organización que dirigió desde 2010 y desde la cual lideró iniciativas sociales, legislativas e institucionales a favor de los derechos de las personas trans, como el voto trans, la política pública LGBT, el apoyo a la infancia trans, el rechazo a los transfeminicidios, entre otras.

La madre Laura, como le llamaban de cariño, falleció el 2 de enero por complicaciones respiratorias no relacionadas con el covid-19 . Llevaba varios días hospitalizada. Ella misma lo compartió en sus redes sociales: “Esto de no poder respirar es algo que nunca le desearía a nadie”.

Su muerte tomó por sorpresa a un país en el cual, según el conteo de La Red Comunitaria Trans, al menos 31 personas trans fueron asesinadas en 2020 y en donde aún falta un largo camino para conseguir la plena igualdad y dignidad de esta población, como tanto insistía Laura.

Ella, historiadora con estudios en Trabajo Social, narró decenas de veces, y en todo tipo de escenarios, las distintas violencias que se ejercen sobre la población trans y las escasas garantías de seguridad con las que cuenta: discriminación en centros de salud, pedradas en las calles, violencia policial, linchamiento social y un extenso etcétera.

En 2017, en una entrevista con Sentiido , un portal web dedicado a hablar de diversidad sexual y de género, contó que su primera actividad como directora del GAAT consistió en llevar a un grupo de mujeres trans al Museo de Arte del Banco de la República, en Bogotá, a ver ‘Habeas corpus: que tengas [un] cuerpo [para exponer] , una exposición sobre el cuerpo humano.

Laura conocía de cerca la realidad de las trabajadoras sexuales y quería que sus compañeras, como las llamaba, reflexionaran al respecto y salieran de sus rutinas.

Ellas, entusiasmadas, accedieron. Para muchas, de hecho, era la primera visita a un museo. Pero durante el ingreso—le contó Laura a ese portal web—, los detectores de metal empezaron a pitar. Todas se miraban entre sí. Nadie entendía qué pasaba. Les pidieron abrir sus bolsos y el equipo de seguridad encontró variedad de cuchillos y navajas.

Ese día dimensionó a lo que se enfrentaba.

“Ellas no salen sin eso (las armas) para defender sus vidas. Eso nos hizo prender las alarmas. Nos dimos cuenta de la necesidad de comenzar a trabajar en herramientas de denuncia con las que ellas entendieran que no podíamos seguir así”.

Laura Weinstein empezó a trabajar en la defensa de los derechos de la población trans desde mucho antes de emprender su propia transición. Sus primeros pasos los dio por medio de activismo digital, de manera individual y espontánea. Un día, por ejemplo, decidió crear 'Travestis Bogotá', un grupo en Yahoo! en el que se planteaban discusiones sobre identidades diversas.

Pronto, su lucha se trasladó a las calles, ese escenario hostil donde tantas veces, desde muy pequeña, fue testigo de cómo las personas trans eran víctimas de discriminación. Desarrolló entonces una vocación de servicio: acogía a trabajadoras sexuales golpeadas por policías, acompañaba a mujeres trans a centros de salud y en más de una ocasión encaró a las autoridades para reclamar lo que consideraba justo.

Batallaba en solitario, pero con el tiempo organizaciones la contactaron y se fue involucrando en procesos colectivos. Así, y ya con su transición en curso, fue vocera de la Mesa LGBT de Bogotá, donde lideró la creación de la escuela de formación para líderes LGBT y promovió la alianza con otros sectores de la sociedad.

Más adelante, creó la Fundación Transrevolucionando Géneros y, al poco tiempo, en 2009, llegó al GAAT, donde asumió la dirección ejecutiva un año después. En 2011 le fue otorgado el premio León Zuleta por la visibilidad trans.

Su trayectoria en la defensa de los derechos de las personas trans es extensa y ampliamente reconocida: fue funcionaria de la alcaldía de Bogotá en el Centro de Diversidad, orientando servicios a personas trans en el Distrito; impulsó la expedición del decreto 1227, el cual permite el cambio de sexo en el documento de identidad ; colaboró en la formación de fiscales para avanzar en temas de justicia e investigación de casos de violencia y crímenes hacia personas LGBT; sentó el debate sobre la libreta militar para hombres trans, y priorizó la atención a personas viviendo con VIH, particularmente mujeres trans trabajadoras sexuales.

Además, varias veces pisó escenarios internacionales. Participó, por ejemplo, en asambleas de la sociedad civil en la OEA con la creación y socialización de informes sobre la situación de mujeres LBT (Lesbianas, bisexuales y trans) ante la CEDAW, así como en diálogos en las Naciones Unidas, el Congreso Judío Mundial LGBTI para el hemisferio occidental, entre otros.

En los últimos años, a través del GAAT, se dedicó a trabajar con niños y niñas trans y sus familias para apoyarles en el proceso al cual denominó "un tránsito seguro y autónomo". Y desde 2019 se desempeñaba como consejera consultiva LGBT en Bogotá, cargo de interlocución entre las organizaciones sociales y la administración Distrital.

Aportes concretos

Su trabajo era incesante. Uno de sus aportes más recientes fue una victoria trascendental en relación a la política pública para la población LGBT en Colombia , la cual fue expedida por orden de la Corte Constitucional en 2018, durante el gobierno de Juan Manuel Santos, pero que aún no ha sido implementada por la administración de Iván Duque.

Esta política es clave para que las personas con orientaciones sexuales, identidades y/o expresiones de género diversas obtengan mejores condiciones de vida, así como para prevenir casos de violencia. Laura era consciente de esa importancia, y por eso, a través del GAAT, interpuso una acción de tutela en junio de 2020 en contra del Ministerio del Interior para que se atendiera esa implementación.

Un juez de Bogotá falló a su favor y le ordenó a esa cartera iniciar las gestiones administrativas para expedir el Plan de Acción de la Política Pública Nacional LGBT, así como crear un grupo técnico que se encargue del cumplimiento de las obligaciones. Además, le ordenó elaborar un programa y cronograma de trabajo con fechas claras.

Redes desde la empatía y puentes desde la conciliación

“Ella entendía que sentarse a dialogar con el gobierno requería reconocer que hay límites, limitantes, procesos y temporalidades, pero no negociaba principios ni derechos; negociaba las formas, aceptando sabiamente que Estados y gobiernos tienen formas propias , y lo que la sociedad civil veía como un impedimento, ella lo visualizaba como una posibilidad”, dijo en un comunicado Caribe Afirmativo, otra organización LGBT del país.

Precisamente, en septiembre pasado, Weinstein presentó junto a esa organización y la Misión de Observación Electoral (MOE) una propuesta ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) para la construcción de un protocolo que promoviera medidas que garanticen el derecho al voto de las personas trans en igualdad de condiciones y libre de discriminación.

En noviembre, la iniciativa fue acogida en su totalidad, y así Colombia se convirtió en el segundo país en América Latina en aprobar un protocolo de este tipo, después de México .

"Sus aportes permitieron que avanzáramos como sociedad", resaltó la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Laura, nacida en Bogotá en el seno de una familia de tradición judía, se sobrepuso a la transfobia —el rechazo de cercanos, la negligencia de médicos y psicólogos, el no reconocimiento de su identidad en todo tipo de entornos públicos— y tomó la vocería del movimiento de una población que históricamente ha sido marginada.

Nunca abandonó su liderazgo, ni siquiera en 2017, cuando recibió amenazas de muerte por parte de desconocidos. De hecho, en esa ocasión, además de denunciar, convirtió lo ocurrido en una oportunidad: se asoció con otras mujeres para escribir una cartilla que hoy ayuda a lideresas a enfrentar amenazas e incidir frente al Estado para conseguir la garantía de su ejercicio político como defensoras de derechos humanos.

Con su laboral, le apostó al trabajo colectivo, a construir redes desde la empatía y puentes desde la conciliación , y siempre lo hizo ondeando con orgullo la bandera azul, blanca y rosada, que representa a las identidades trans.

Activistas, organizaciones y colectivos LGBT, distintas entidades y cientos de ciudadanos hoy lamentan su muerte, pero coinciden en que su trabajo fue valioso para las vidas de las personas trans en Colombia. En palabras del GAAT: “Que su legado nos inspire y guíe en la lucha por una sociedad más justa”.

La ‘parcera’ de las personas trans

EL TIEMPO reproduce a continuación un fragmento de 'Derechos en clave trans', una entrevista que William Moreno Hernández le hizo a Laura Weinstein para la antología 'Voces de resistencia. Entrevistas a líderes sociales y activistas', publicada en 2019 como un trabajo de grado.

Hace poco leí una entrevista en la usted dice que, antes de activista, usted es ‘parcera’ de las personas trans, ¿Qué quiere decir eso?

El GAAT va a cumplir once años trabajando por la reivindicación de los derechos de las personas trans. Yo llevo vinculada más o menos diez, pero hasta hace poco vine a darme cuenta de que lo que yo hacía se reconocía como activismo. Yo empecé en esto porque me di cuenta de que había muchas cosas que eran injustas en las vidas de nosotras las personas trans. Entonces, más allá de la figura de la activista, me gusta decir que soy la parcera porque me gusta sentarme y preguntarles por sus vidas, sus problemas, sus familias y, sobre todo, por sus sueños.

El proyecto más reciente del GAAT es trabajar con familias de niños y niñas trans, ¿por qué?

Fue una apuesta más personal, una reivindicación para decir que los niños y las niñas trans sí existen y que todas las personas trans merecen familias que las amen. Para mí no fue fácil la infancia. Fue una época llena de dificultades, de mucha soledad. Ningún niño ni ninguna niña deben pasar por lo mismo que yo viví, entonces creí que había una deuda histórica con ese ‘niño’ que fue discriminado. Ese ‘niño’ que no solo es mi experiencia de vida sino seguramente la de muchas otras personas. Necesitamos, entonces, involucrar a las familias porque cuando una persona trans logra que su familia la acompañe en este proceso, que reconozca su tránsito y le brinden apoyo, su vida es otra; tiene el 90 por ciento de su vida asegurada porque no va a caer en entornos de violencia y criminalización.


¿En qué consiste ese trabajo con las familias?

Nosotros tenemos varios programas institucionales de encuentro y formación. Uno de ellos es el Grupo de Apoyo, en el que acompañamos los tránsitos y el proceso identitario de mujeres y hombres trans, pero también a las personas que las rodean, como familiares, amigos e incluso parejas. Por lo general, nos reunimos una vez cada semana. Tenemos un grupo para adultos y otro para niños y niñas trans y sus papás. Hacemos acompañamiento, construimos redes de solidaridad y compartimos vivencias que nos atraviesan cotidianamente.

¿Qué otras líneas de trabajo tiene la fundación?

Tenemos la ‘Patrulla Trans’, que se encarga de atender casos de violaciones de derechos humanos. Entonces, hacemos seguimiento a casos de asesinatos, desplazamientos forzados, golpizas, expulsiones de colegios y de trabajos y todo tipo de barreras al momento de acceder al sistema de salud o para cambiar documentación. El problema es que a la fundación siempre llegan casos, pero no hay recursos para enfrentarlos.

Ahora nos interesa también capacitar y concientizar a las personas trans sobre sus derechos y empoderarlas, entonces hemos organizado talleres para resolver dudas o atender reclamos relacionados con sus derechos y ahí les mostramos opciones para mejorar su calidad de vida. Ese proyecto se llama ‘Cinco derechos en clave trans’ y nació en 2016.

¿Y por qué ‘cinco derechos’?

Por los cinco derechos que consideramos más vulnerados en la comunidad trans: movilidad, educación, trabajo, vivienda y salud.

"Las personas trans, en cambio, vivimos en un partido que nos jugamos todos los días de nuestras vidas porque tenemos que ir por todos lados explicando quiénes somos, y encima de todo reafirmarlo."

Las cifras de violencia en contra de la población LGBT en general son alarmantes, pero las personas trans son especialmente vulnerables. ¿Por qué?

Aquí primero habría que decir que hay un problema inicial y es que se acostumbra a meternos a todas las personas LGBT en una misma bolsa, ignorando que cada grupo poblacional tiene unas necesidades específicas. En el caso de las personas trans, todo parte de una falta de reconocimiento. Si tú eres una persona homosexual o bisexual ni siquiera tienes que decirlo. Las personas trans, en cambio, vivimos en un partido que nos jugamos todos los días de nuestras vidas porque tenemos que ir por todos lados explicando quiénes somos, y encima de todo reafirmarlo. Eso es muy violento y puede llegar a generar discriminación.

También es cierto que muchas personas trans están inmersas en entornos violentos y de alta criminalización como la prostitución, entonces son más vulnerables a ataques por ser quienes son, por su identidad.

¿Y por qué llegan a esos entornos de alta criminalización?

La gran mayoría de las personas trans no tiene un trabajo formal. Eso, sumado a la falta de educación –que también ocurre por la discriminación–, lleva a que muchas, sobre todo las mujeres, acaben en entornos laborales que son absolutamente precarios y muy criminalizados. No es que ellas quieran estar en esos lugares sino que es lo que hay, y tenemos que sobrevivir con eso. En el GAAT hemos calculado que cerca del 70 por ciento de las mujeres trans y el 50 por ciento de los hombres trans encuentran en el servicio sexual su principal actividad profesional.

El informe más reciente de Colombia Diversa sobre estos casos señala que los crímenes en contra de personas trans tienden a ser “justificados” por los atacantes, incluso por las mismas autoridades, porque se cree que las víctimas se dedicaban a robar o estaban vinculadas a redes de microtráfico.

Claro, hay una violación en el proceso de las diligencias porque, de entrada, se asume que las personas trans son delincuentes. Eso genera un estereotipo que limita el acceso a la justicia en casos de violaciones de derechos humanos. Pero además esa estigmatización es estructural. La gente tiene unos imaginarios incorrectos sobre la realidad de las personas trans. Nos ven como personas peligrosas, escandalosas, conflictivas, como personas con las que hay que tener cuidado. Por eso, cada espacio que logramos conquistar es un logro. Pero no es fácil. Muchas personas nos siguen viendo como si fuéramos un mito, negando que somos toda una realidad, que existimos.

Sobre el acceso a trabajo hay un marco jurídico. La Corte Constitucional, por ejemplo, se pronunció en 2007 sobre la discriminación de personas trans en ese ámbito. ¿Qué ocurre en ese caso?

Analicemos cuántas personas trans hay en Colombia en cargos decisorios de empresas o entidades. Ninguna. En la discriminación laboral ocurre algo particular y es que no solo se trata de que se ofrezca trabajo a las personas trans sino que, cuando tenemos acceso, nos obligan a trabajar más por ser personas trans. De alguna manera, nos obligan a demostrar que somos “buenos trabajadores” a pesar de lo que somos. A mí me pasó cuando trabajé en la institucionalidad. En algún momento me dijeron que yo era “una acción afirmativa”, pero me di cuenta de que mis compañeros y compañeras ganaban más que yo, aun cuando yo trabaja igual o más que muchos de ellos. Esos espacios siguen siendo violentos. No estamos en igualdad.

Otro ámbito en el que se manifiesta con mucha frecuencia la discriminación hacia las
personas trans es la salud, ¿Qué pasa ahí?

El sistema de salud todavía no entiende las construcciones identitarias de las personas trans, entonces a veces es muy complejo. Muchas veces somos nosotras y nosotros quienes tenemos que decirle al médico qué se podría hacer porque ellos no tienen ni la mínima idea. Pero este problema va mucho más allá. El acceso a la salud es muy complicado para las personas trans porque a veces ni siquiera hay una forma de obtener una afiliación en salud.

Muchas veces las personas trans no tienen un documento que se ajuste a su identidad. Y no tienen ese documento por distintas razones, porque decidieron no sacarlo o porque, al perderlo, decidieron no lidiar de nuevo con el proceso, en fin. El problema es que para acceder al sistema de salud necesitas ese documento –la cédula–, que para cualquiera puede ser lo más común del mundo pero para las personas trans es todo un proceso.

Y ahí no termina la historia. Para acceder a salud, tenemos que estar afiliadas, pero también tenemos que encontrarnos al vigilante en la puerta, anunciarnos con la recepcionista y enfrentar un trato inapropiado por parte del médico en el consultorio. En todos esos espacios, por lo general, no se reconoce nuestra identidad, entonces te tratan como hombre si eres mujer trans y viceversa. Es un sistema que continuamente es violento.

¿Esas ‘trabas’ en el acceso a la salud ocurren únicamente cuando se quiere adelantar la transición o también se manifiestan en procedimientos comunes?

Ocurren todo el tiempo. Ahora mismo, por ejemplo, yo tengo cáncer —que esa es otra reivindicación por la que hoy trabajo— y me he sentido discriminada varias veces por ser una mujer trans. Me preguntan que qué soy, que por qué y, de hecho, cuando comencé a enfermarme, lo primero que me dijo el médico, sin haberme examinado, es que seguramente se trataba de una enfermedad venérea. La discriminación y la violencia son constantes. Este sistema de salud es perverso.

"La gente tiene unos imaginarios incorrectos sobre la realidad de las personas trans. Nos ven como personas peligrosas, conflictivas. Por eso, cada espacio que logramos conquistar es un logro."

En informes sobre violencia hacia población LGBT se suele advertir sobe el número de casos que son cometidos por parte de integrantes de la fuerza pública. ¿Es la fuerza pública un actor discriminador?

Ahí pasa algo paradójico y es que, a pesar de que el nuevo Código de Policía incluye sanciones por discriminación hacia personas LGBT, son los mismos miembros de la Policía quienes violentan nuestros derechos. En el caso de las personas trans, las agresiones se producen en las zonas de trabajo sexual, que, como te digo, son lugares criminalizados.

En estos casos, lo que hay que hacer es comenzar a humanizar a los miembros de la Policía porque sensibilizar ya no funciona. El abuso policial es un problema que las personas trans enfrentamos a diario, pero nos quedamos en la charla, en el taller. No, hay que ir más allá y decir: ‘Venga, señor Policía, y nos sentamos a conversar sobre nuestras realidades y lo que tenemos que soportar a diario’. Por ahí empieza la transformación.

En las cifras de discriminación hacia personas trans llama la atención que las mujeres son más vulnerables. ¿Por qué?

Sí, la verdad es que las realidades de los hombres trans y las mujeres trans son completamente diferentes. Las mujeres trans somos más visibles y, aparte, los estereotipos que se nos imponen con relación a la feminidad son más fuertes. Un chico trans tiene una transición que muchas veces ni siquiera se nota, mientras que a las mujeres, ya sea por su contextura u otras cuestiones, se nos nota más, y ahí empieza la discriminación. Es más, uno podría hablar de una ‘doble discriminación’: una por ser mujer y otra por ser mujer trans.

A propósito de esa ‘doble discriminación’, hace unos meses, por primera vez en la historia, se tipificó el homicidio de una mujer trans como feminicidio. ¿Cómo recibieron ustedes esa decisión?

Ese fallo es histórico y muy importante porque, por primera vez, somos reconocidas como mujeres. Sin embargo, no creemos que sea prudente regularizar como feminicidio sino se va a quedar ahí, en feminicidio. Es decir, nuestra preocupación es que los asesinatos de mujeres trans sumen a las estadísticas de feminicidio sin la claridad de que fueron cometidos contra una mujer trans. En nuestro caso, los asesinatos no solo son por el hecho de ser mujer sino también por nuestras construcciones identitarias. En ese campo sí creemos que le hace falta mucho al sistema judicial.

¿Y las mujeres trans no encuentran garantías en el sistema judicial?

No, por lo general, cuando vas a ir a denunciar te preguntan si estás diciendo la verdad. Sin contar que todos los casos quedan en la impunidad. Yo, por ejemplo, recibí amenazas por mi trabajo en el GAAT. Cuando me acerqué a denunciar, me preguntaban que si estaba segura de que no había sido uno de mis novios, que si no se trata de alguien que yo conocía o que si de verdad yo estaba segura de que se trataba de una amenaza. Entonces, nos ignoran o no nos creen. Incluso, a la fundación han llegado casos de mujeres trans a quienes, al momento de intentar presentar una denuncia, les piden el documento para indagar primero si tienen antecedentes o denuncias en su contra, reforzando esa idea de que somos peligrosas.

¿Quién la amenazó?

No sabemos. Me amenazaron a mí y a varios integrantes del GAAT, pero la investigación no avanzó. Se quedó en etapa preliminar. Son amenazas por ser personas LGBT y trabajar por esto.

En los últimos años, las personas trans han ganado visibilidad en los medios de comunicación. ¿Cómo cree que los medios están hablando sobre las personas trans?

De un tiempo para acá hemos tenido unos avances importantes porque se habla de las personas trans, sí, pero muchas veces, creo, no se hace de la manera adecuada. Muchos comunicadores no están formados para hablar. No se trata solamente de querer hablar de estos temas sino hacerlo de manera asertiva. Cuando se informa, creo yo, debe hacerse siempre con respeto y conocimiento. De lo contrario, se está desinformando. Entonces, ahí es cuando propongo unir fuerzas: ¿por qué no unimos el conocimiento que yo tengo sobre este tema con sus habilidades para informar? Eso ayudaría muchísimo a cambiar los imaginarios sociales acerca de las personas trans.

Una despedida digna para Laura.

La Fundación GAAT abrió una iniciativa digital con el fin de recaudar fondos que serán destinados a una despedida a Laura Weinstein. " Hoy todas las personas que recibimos sus enseñanzas y su amor nos unimos para darle una despedida digna. Luchadora y guerrera incansable hasta el fin de sus días", manifestaron.


https://www.eltiempo.com

WILLIAM MORENO HERNÁNDEZ

Periodista de ELTIEMPO.COM
En Twitter: @ williammoher

Noticias

Por ATA - Sylvia Rivera 10 de enero de 2025
"Yo nena, yo princesa", balbuceó a los 2 años Luana, cuando su mamá le preguntó qué hacía jugando con unos vestidos de nena. "Hubo situaciones extremadamente violentas en el jardín de infantes en esos dos años", le dice a la BBC Gabriela Mansilla, la madre de Luana, quien desde 2009 acompaña en el proceso de afirmación de género a su hija. "El momento donde todo comenzó a cambiar fue cuando ella no solo me dijo que era una niña, sino que había elegido su propio nombre: Luana", recuerda la madre. Unos años más tarde, en 2013, Luana consiguió cambiar su nombre en su identificación personal (DNI), necesario para votar, casarse, conseguir un trabajo y para ser atendido por un médico. El hecho de haber conseguido su cambio de género, con solo 6 años de edad, la convirtió en una de las primeras niñas trans del mundo en tener una cédula oficial acorde a su identidad de género sin necesidad de que el trámite pasara por la justicia. "Mis recuerdos no son tan agradables ni alegres porque Luana sufrió mucho. No entendíamos lo que le pasaba cuando era pequeña. Los recuerdos que tengo son de su llanto incesante, de no poder dormir, de sus autolesiones, hasta que pudo ponerlo en palabras", recuerda su madre, Gabriela. Recién cuando Luana pudo decírselo, con solo 2 años, empezó a mejorar la situación para la pequeña. Gabriela se recrimina el hecho de no haber podido escuchar antes el mensaje que transmitía su hija. "No podía creer lo que estaba diciendo en ese momento", recuerda la madre de Luana sobre la etapa "difícil para la familia" en que la niña empezó a identificarse como mujer. Fue ahí que empezó un recorrido largo, que implicó la revisión de médicos, psiquiatras, psicólogos y neurólogos en un intento de reafirmar su masculinidad, consultas que empezaron a ser parte de su vida. Fue entonces cuando la niña finalmente dijo: "Mi nombre es Luana". Desde ese momento, hace más de 15 años, Gabriela buscó la manera de acompañar el recorrido de su hija como una niña trans. Es decir, una niña cuya identidad de género no coincidía con el sexo asignado al nacer. "Creo que lo que nos salvó fue simplemente escuchar a Luana y abrazarla. El amor que siento por mi hija fue lo único que salvó esta historia, porque dejé de escuchar a todos y comencé a escucharla a ella", sostiene.
Por ATA - Sylvia Rivera 9 de enero de 2025
Meta, la empresa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, ha generado una intensa controversia con su reciente actualización de políticas de moderación. Estos cambios, introducidos bajo la dirección de su CEO, Mark Zuckerberg, han permitido que ciertos comentarios discriminatorios hacia personas homosexuales y trans, como llamarlos "enfermos mentales", ya no sean considerados como violaciones de las normas comunitarias. La decisión ha desatado un fuerte debate en torno a los límites de la libertad de expresión y la responsabilidad de las plataformas digitales. ¿Qué busca Zuckerberg con estos cambios? La decisión de flexibilizar las políticas de moderación de Meta surge en un contexto de tensiones políticas y estratégicas. Como señala Wired, Zuckerberg parece estar buscando un equilibrio entre satisfacer a los sectores más conservadores de Estados Unidos y mantener la base de usuarios más progresista que ha caracterizado a sus plataformas en los últimos años. La relación entre Zuckerberg y Donald Trump, el expresidente estadounidense, se ha vuelto un tema central en este debate. En 2021, Meta suspendió la cuenta de Trump tras los disturbios en el Capitolio, una decisión que generó una ruptura con los republicanos. Los recientes cambios en la moderación han sido interpretados por algunos analistas como un intento de reconciliarse con Trump y su base política, especialmente de cara a las elecciones presidenciales de 2024. Sin embargo, esta decisión tiene implicaciones peligrosas. Permitir comentarios como "los homosexuales y las personas trans son enfermos mentales" normaliza un discurso de odio que puede fomentar la discriminación, el acoso y la violencia contra comunidades vulnerables. ¿En qué consisten los cambios en la moderación de contenidos? Meta ha revisado su política de conducta de odio, lo que permite ahora un margen más amplio para comentarios ofensivos bajo el argumento de fomentar la "libertad de expresión". Esto incluye declaraciones que previamente eran consideradas inaceptables en Facebook e Instagram, como llamar "enfermos mentales" a personas homosexuales o trans entre otras formas de lenguaje discriminatorio. Aunque Meta asegura que estas expresiones no se permitirán si están acompañadas de amenazas explícitas o incitaciones a la violencia, organizaciones defensoras de derechos humanos han señalado que esta distinción es ambigua y que, en la práctica, abrirá la puerta a más acoso y marginalización. El cambio ha provocado una reacción generalizada de rechazo. Activistas y grupos LGBTQ+ han denunciado que Meta está priorizando sus intereses políticos y comerciales sobre la seguridad de sus usuarios. Incluso empleados de Meta han expresado preocupaciones internas sobre el impacto de estas decisiones en la percepción pública de la compañía.
Por ATA - Sylvia Rivera 8 de enero de 2025
La actriz española trans Karla Sofía Gascón ganó reconocimiento internacional por su papel en la película "Emilia Pérez" y ahora por sus palabras llenas de empoderamiento durante la edición 82a de los Globos de Oro, celebrados este domingo 5 de enero. En la ceremonia, llevada a cabo en el Beverly Hilton Hotel de Beverly Hills, California, la cinta "Emilia Pérez" recibió el premio a la Mejor Película de Habla No Inglesa por su ficción sobre un personaje trans, por lo que el director Jacques Audiard cedió la palabra a Gascón. Vestida con un atuendo naranja de Saint Laurent, inspirado en los monjes budistas, Gascón expresó: "La luz siempre vence a la oscuridad" y alentó a la audiencia a levantar la voz y decir “Yo soy quien soy, no soy quien ustedes quieren que sea".
Por ATA - Sylvia Rivera 7 de enero de 2025
El asesinato de Kesaria Abramidze fue un mazazo para la comunidad LGTBIQ+ de Georgia. El pasado 18 de septiembre, la modelo y presentadora trans fue apuñalada repetidas veces. Los vecinos hallaron su cuerpo sin vida en medio de un charco de sangre. El autor confeso, detenido y que se enfrenta hasta a 20 años de cárcel, era su expareja, un joven de 26 años con el que —según había escrito la víctima en redes sociales unos meses antes— mantenía una “relación tóxica”. Si ella, una de las personalidades más famosas del país caucásico, no había podido evitar este fatídico final y —según escriben algunos medios locales— las fuerzas de seguridad no habían prestado atención a sus denuncias, ¿cómo van a sobrevivir los restantes miembros de la comunidad al creciente ambiente de odio que se abate sobre Georgia?, se preguntan activistas y gais, lesbianas, trans y el resto de la comunidad del país caucásico. Solo 24 horas antes del brutal crimen, el Parlamento georgiano había aprobado la “Ley de Valores Familiares y Protección de los Menores”, un texto draconiano que prohíbe toda manifestación pública de lo que pueda ser considerado “propaganda” LGTBIQ+. “Las políticas de odio tienen graves consecuencias: opresión, marginalización y violencia contra el colectivo. El asesinato de Kesaria Abramidze no se puede entender sin el pesado contexto que lo rodea”, denunció el Centro para la Justicia Social de Tbilisi. Pese a que la sociedad georgiana es mayoritariamente conservadora, la legislación liberal aprobada durante las últimas dos décadas había hecho florecer a la sociedad civil; decenas de grupos de derechos o implicados en diferentes cuestiones sociales habían surgido y echado raíces. Tbilisi se convirtió así en la capital libre de la región: un punto de reunión para los pacifistas de Armenia y Azerbaiyán; una residencia para los exiliados de las autocracias vecinas; un espacio seguro para lesbianas, gais, bisexuales y personas trans. “Aunque era lento, había progreso. Organizábamos festivales, conferencias. Las políticas estatales fueron actualizadas y se añadieron menciones a la diversidad sexual. Trabajábamos en la formación de policías”, rememora Mariami Kvaratskhelia, cofundadora de Tbilisi Pride y líder del grupo activista Queer Initiative: “Personas LGTBIQ+ de Irán, Líbano, Armenia, Azerbaiyán, Chechenia... venían a vivir aquí porque se sentían más libres, más seguras”. Ya no. Cientos han huido de Georgia en los últimos años y más van a hacerlo si se confirma en el poder el actual Gobierno del partido Sueño Georgiano tras las elecciones del pasado octubre, que la oposición se niega a reconocer porque las considera fraudulentas. La formación dirigida por el oligarca Bidzina Ivanishvili ha emprendido un giro ultraconservador copiado a Rusia y Hungría que ha puesto en la diana a las personas que se alejan de lo heteronormativo. “En 2021, los políticos y dirigentes ligeramente más progresistas abandonaron Sueño Georgiano y vimos un cambio hacia postulados y políticas derechistas. Y, a partir de 2023, se hicieron realmente radicales”, explica Kvaratskhelia. Hay diversas razones para este cambio, según a quien se pregunte: el acercamiento del Gobierno a la Rusia de Vladímir Putin, congeniarse con la influyente iglesia georgiana o -según la activista- cambiar el foco del debate hacia nuevas narrativas que le permitan mantenerse en el poder. La cuestión es que se empezó a hablar, día y noche, de la necesidad de proteger a las familias y niños de la “nociva propaganda LGTBI”. “Se retiraron las menciones a esta comunidad de todos los documentos de políticas públicas, se prohibieron nuestros actos y la policía dejó de protegernos”, afirma Kvaratskhelia. Ese año 2021, Tbilisi Pride y otras organizaciones convocaron una marcha del Orgullo en la céntrica Avenida Rustaveli. Pero fueron atacados por los militantes de Alt-Info, un canal de extrema derecha devenido formación política y al que se acusa de estar financiado por Rusia. Anna Tavadze, activista queer y miembro del movimiento Shame -otro de los organizadores- estaba allí: “Fue horrible, brutal. Empezaron a agredir a los periodistas, más de 30 resultaron heridos. Perseguían a los activistas de un lado a otro, y se marcharon a atacar las oficinas de Shame y de Tbilisi Pride. La policía no hizo nada por detenerlos”. El entonces primer ministro, Irakli Garibashvili, dijo que aquello era “inaceptable para la mayor parte de la sociedad” (la marcha del Orgullo, no el ataque). Así que al año siguiente el Orgullo se celebró en un recinto apartado del centro, bajo fuertes medidas de seguridad. En 2023, intentaron replicar el festival de 2022, incluso invitando a diplomáticos extranjeros como medida de seguridad: pero los matones de Alt-Info volvieron a aparecer, destrozando los escenarios y prendiendo fuego al material. “Los policías dejaron a la contramanifestación acercarse tanto que de repente empezaron a lanzarnos botellas y piedras y me dije, si no escapo me matan. La policía empezó a gritar que evacuásemos, así que nos dimos cuenta de que era un plan para permitir a Alt-Info atacar el festival”, sostiene Tavadze: “Ninguno de los implicados han sido juzgados, lo cual lanza el mensaje de que si agredes a la gente queer no recibirás ningún castigo”. Este año, los domicilios de numerosos activistas han sido atacados, entre ellos el de Kvaratskhelia. Un día de mayo, la puerta y todas las plantas de su edificio aparecieron cubiertos de carteles con su cara y su nombre, señalándola como “Activista LGTBI” y “Agente extranjera vendida”. “Además, mi novia y yo hemos sufrido campañas de acoso online y a mi padre, que está enfermo de cáncer, le han llamado varias veces para intimidarle y exigirle que deje mis actividades”, relata.
Por ATA - Sylvia Rivera 20 de diciembre de 2024
Linger es una joven trans que comenzó a tomar estrógenos cuando entró en la universidad. En 2022, sus padres la ingresaron en un psiquiátrico para que le practicaran "'prácticas de conversión'" que incluían sesiones de electroshock. Después de años de presiones y amenazas familiares, Linger aceptó en 2022 ingresar en el hospital psiquiátrico que le habían buscado sus padres en Qinhuangdao, en el norte de China. Los médicos le diagnosticaron trastorno de ansiedad y orientación sexual discordante. Le dijeron que la única forma de curarla era someterla a electroshock. Y que se trataba de "prácticas de conversión" habituales para personas como ella, una mujer trans. Linger, de 28 años, estuvo 97 días internada. En ese tiempo, pasó por hasta siete sesiones de electroshock que le dejaron muchas secuelas, tanto anímicas como físicas. Salió del hospital arrastrando una serie de patologías cardíacas que requieren medicación de por vida. Se encerró durante meses en la oscuridad de su habitación, desconectada de las redes sociales donde se había convertido en una popular influencer gracias a sus vídeos presentando cosméticos. El pasado verano, Linger sacó fuerzas para salir del pozo de depresión al que le habían arrojado. Se dio cuenta de que no estaba enferma, sino de que los que tenían un problema eran los que cuestionaban su identidad de género. Decidió entonces denunciar al hospital por violar sus derechos con las invasivas descargas eléctricas en el cerebro. Según la Ley de Salud Mental de China, nadie puede ser sometido a la fuerza a un tratamiento psiquiátrico, y menos con terapia de electroshock, a menos que el paciente represente una amenaza para su propia seguridad o la de los demás. Los médicos del hospital, cuando fueron llamados a declarar ante un tribunal, defendieron que el ingreso era necesario porque había serio riesgo de que los padres de Linger se suicidaran por el "trastorno de su hija". Hace unas semanas, el tribunal falló a favor de Linger y condenó al hospital a pagarle una indemnización de 60.000 yuanes, que al cambio son alrededor de 7.900 euros. Es la primera vez en China que una persona trans gana un recurso legal contra el uso de prácticas de conversión mediante electroshock. La comunidad LGTB+ del gigante asiático lo ha celebrado como una victoria histórica. Linger comenzó a tomar estrógenos al comenzar la universidad, cuando comentó a sus amigos que ahorraría dinero para someterse a una cirugía de reasignación de sexo, después de la cual, en base a las regulaciones chinas, ya podría cambiar de género tanto en los registros oficiales, como en el documento de identidad. En el país asiático, este tipo de cirugías, aunque quien las solicite sea mayor de edad, requieren un consentimiento por escrito de los padres. Los de Linger nunca lo dieron. Ella pensó que cambiarían de opinión si finalmente acudía a un hospital y los médicos certificaban que no padecía ningún trastorno. Nunca pensó que lo primero que harían sería ingresarla a la fuerza. "Me ataron a una cama con cuerdas y me estuvieron dando descargas eléctricas durante muchos días", denunció en sus redes sociales tras salir del hospital. Entre la comunidad LGTB+ de China circulan con frecuencia informes de grupos de derechos humanos sobre cómo muchas personas homosexuales y trans son sometidas en clínicas públicas y privadas a las llamadas terapias de conversión, que van desde las sesiones de electroshock hasta la hipnosis. https://www.msn.com
Por ATA - Sylvia Rivera 19 de diciembre de 2024
La nueva serie de Pixar, En la victoria o en la derrota, programada para llegar a Disney+ el 19 de febrero de 2025, ha captado la atención por motivos más allá de su innovador enfoque narrativo. En el centro de la polémica se encuentra la eliminación de una trama que incluía a un personaje trans, una decisión tomada por Disney que ha despertado tanto sorpresa como críticas en redes sociales. A pesar de que la serie promete explorar diversas perspectivas dentro de un equipo mixto de softball, esta modificación plantea interrogantes sobre el compromiso del estudio con la representación inclusiva y las razones detrás del cambio. De hecho, ha encendido un debate en las redes sociales donde se acusa a la casa del ratón de censurar a la comunidad LGTBQ+. La serie, que sigue las experiencias de un equipo mixto de softball juvenil, pretende explorar perspectivas variadas, desde jugadores hasta entrenadores y árbitros. Originalmente, uno de los episodios abordaría la experiencia de un personaje trans, interpretado por la actriz trans Chanel Stewart. Sin embargo, Disney informó a Stewart que su personaje sería representado ahora como una chica cis, dejando fuera la narrativa trans que ella consideraba crucial para dar visibilidad y empoderar a jóvenes trans. No es la primera vez que Disney toma una decisión controvertida Esta decisión ha reavivado las críticas hacia Disney, que en el pasado ha enfrentado reacciones por su manejo de contenido LGBTQ+. Películas como Lightyear y Mundo extraño generaron polémica por incluir relaciones del mismo sexo, mientras que otros proyectos animados han sido modificados o postergados para evitar conflictos con audiencias conservadoras o mercados internacionales con restricciones en este tipo de contenidos. Por otro lado, en Del revés 2, Pixar optó por suavizar una trama que inicialmente insinuaba una atracción entre Riley y Valentina, limitándose a una relación de fascinación platónica. En ambos casos, Disney justificó estas decisiones como una manera de mantener su contenido accesible para audiencias globales, especialmente en mercados donde la representación LGBTQ+ enfrenta restricciones o rechazo. Disney se explica En esta ocasión, Disney declaró que su decisión de eliminar referencias a la identidad de género en En la victoria o en la derrota fue tomada hace meses, según recoge Variety. Según un portavoz de la compañía, “Cuando se trata de contenido animado para un público más joven, reconocemos que muchos padres prefieren discutir ciertos temas con sus hijos en sus propios términos y cuando lo consideren apropiado”. Este argumento, aunque destinado a tranquilizar a audiencias conservadoras, ha sido recibido con escepticismo por quienes consideran que refleja un retroceso en la inclusión. Por su parte, Chanel Stewart, quien fue seleccionada para el papel a los 14 años, expresó su desilusión ante la decisión de Disney. "Las historias trans importan y merecen ser contadas", comentó en una entrevista con Deadline. Su madre, Keisha, también se mostró crítica, argumentando que la exclusión de la trama era un retroceso para la representación LGBTQ+ en los medios. "El mundo en el que vivimos necesita reflejar a todas las personas", subrayó. https://vandal.elespanol.com
Por ATA - Sylvia Rivera 18 de diciembre de 2024
Los críticos afirman que el informe científico en el que se basa la prohibición, en vigor a partir del 1 de enero de 2025, está sesgado ideológicamente y no incorpora testimonios de niños y adolescentes trans. Reino Unido ha prohibido los bloqueadores de pubertad para niños y adolescentes menores de 18 años, lo que lo convierte en el último país europeo en limitar el acceso al tratamiento para los menores trans. La norma prohíbe temporalmente la venta y el suministro de estos medicamentos, que retrasan los cambios físicos asociados con la pubertad como el crecimiento del pecho, los testículos o el vello corporal. Está prevista que entre en vigor el 1 de enero de 2025. La decisión se basa en un estudio científico que ha sido criticada por su sesgo. Hilary Cass, la investigadora detrás de esta revisión, no tenía experiencia profesional trabajando con jóvenes trans y consultó activamente a políticos contrarios a los derechos trans durante su investigación. Unos investigadores de la Universidad de Yale (EE.UU) hicieron una crítica detallada y cuantitativa del informe, revelando que Cass no había incorporado a personas trans en su proyecto y había omitdo información crucial en su informe basándose en una metodología poco profesional. Los bloqueadores se ofrecen a los niños que manifestan sentirse identificados con el sexo opuesto al que les fue asignado al nacer, en correspondencia con sus características sexuales primarias, con el objetivo de que consideren su identidad de género. Más tarde, los adolescentes pueden comenzar a tomar hormonas como estrógenos o testosterona para desarrollar el género con el que se identifican, u optar por cirugías cuando alcanzan la mayoría de edad. Un puñado de países europeos como Suecia, Dinamarca y Francia también han decidido limitar su uso en medio de un intenso debate médico sobre cómo cuidar al creciente número de niños y adolescentes que se identifican con un género opuesto al asignado. ¿Ha cambiado el debate público sobre los derechos trans? Existe un aparente cambio de rumbo con respecto al llamado “protocolo neerlandés”, que durante años se consideró el estándar para la atención médica de las infancias y adolescencias trans. En la década de 1990, las clínicas de Países Bajos comenzaron a ofrecer bloqueadores de pubertad y tratamientos hormonales a niños y adolescentes, que antes tenían que esperar hasta la edad adulta para acceder a este tratamiento. En un estudio publicado en 2014, unos investigadores neerlandeses informaron que el acceso a estos tratamientos había mejorado la salud mental de los pacientes y frenado su "disforia de género", que es cuando alguien experimenta angustia porque su identidad de género no coincide con su sexo asignado al nacer. ¿Cómo abordan los países europeos los bloqueadores? Hay que diferenciar de nuevo entre la legislación para los bloqueadores de pubertad, puesta ahora en cuestión por Reino Unido, y la de las hormonas, que efectúa mayores cambios corporales. La web Trans Health Map 2024 muestra en sus datos abiertos los nueve países de la Unión Europea donde los bloqueadores no están disponibles: Irlanda, Letonia, Lituania, Chipre, Luxemburgo, Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria. El caso de España es particular: solamente en Cantabria, Extremadura, Andalucía, Aragón, Cataluña y Baleares se puede acceder a los bloqueadores, debido a la descentralización de las competencias en Sanidad de las Comunidades Autónomas. Respecto al tratamiento hormonal, según los datos de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales, solamente Portugal, Italia, Austria, Croacia y Lituana no permiten que los adolescentes accedan a un tratamiento hormonal hasta los 18 años. Algunos países priorizan los servicios de asesoramiento y apoyo sobre las intervenciones médicas para jóvenes trans. En Noruega los bloqueadores de la pubertad se limitan a los ensayos clínicos. Las autoridades suecas afirman que los riesgos superan los beneficios de los bloqueadores de pubertad, pero que el tratamiento se puede ofrecer en casos "excepcionales" a los adolescentes. Francia adopta un enfoque más abierto. La academia médica francesa permite que los bloqueadores de pubertad estén disponibles a cualquier edad con el consentimiento de los padres, pero alienta "la mayor cautela" en su uso dados los posibles efectos secundarios a largo plazo. En Finlandia, se pueden administrar tratamientos hormonales a los adolescentes si está claro que su identidad de otro género es de "naturaleza permanente y causa una disforia grave". Y en España y los Países Bajos están disponibles a través de atención especializada. Otras partes de Europa están tomando medidas para restringir la atención médica para personas trans. En Georgia, por ejemplo, el Parlamento -donde el partido gobernante prorruso tiene mayoría- aprobó una prohibición de toda la atención médica para personas trans en un intento de preservar los "valores familiares". En otros lugares de Occidente, como Estados Unidos, el retroceso continúa. 'Human Rights Campaign', la mayor organización de Estados Unidos de defensa de los derechos LGBT, ha recopilado más de 525 proyectos de leyes anti-LGBT presentados, de los cuales 70 han sido convertidos en leyes y 220 dirigidos contra las personas trans. https://es.euronews.com
Por ATA - Sylvia Rivera 16 de diciembre de 2024
La identidad de género es un derecho humano fundamental que debe ser respetado en todos los ámbitos, incluida la política. Recientemente, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), reafirmó este compromiso, en una sentencia que asegura a las mujeres trans participar en la política y acceder a cargos de elección popular sin que su identidad de género sea vista como un obstáculo para cumplir con el principio de paridad[1]. Contexto El caso surgió a partir de la asignación de regidurías en el Ayuntamiento de Zamora, Michoacán, donde una candidata trans fue registrada como mujer. Sin embargo, la Sala Regional Toluca modificó la asignación de regidurías por considerar que la inclusión de una candidata trans en una cuota destinada a mujeres afectaba el principio de paridad. Ante esto, la Sala Superior del TEPJF corrigió esta decisión, aclarando que la identidad de género de las mujeres trans debe ser reconocida, por lo que, su participación en las listas de candidaturas mujeres no vulnera la paridad de género (recurso de reconsideración SUP-REC-1182/2024). El TEPJF sostuvo que las mujeres trans, al autoadscribirse como tales, deben ser reconocidas en los procesos electorales en igualdad de condiciones que las demás mujeres. Interpretación armónica de la paridad y la identidad de género El principio de paridad de género no solo se trata de equilibrar numéricamente a hombres y mujeres, sino de garantizar el derecho de cada persona a ser reconocida según su identidad de género. Al respetar la autodeterminación de una mujer trans, se sigue cumpliendo con el objetivo de tener una representación igualitaria de mujeres en los cargos de elección popular. Por el contrario, excluir a las mujeres sería una interpretación restrictiva del principio de paridad que contradice los avances en materia de derechos humanos. Línea jurisprudencial La decisión se sustenta no solo en el marco jurídico mexicano y en compromisos internacionales, sino también ha sido la línea jurisprudencial del TEPJF. Casos como el SUP-JDC-304/2018, conocido como el Caso Muxes, el TEPJF asentó el criterio de que la autoadscripción debe ser respetada sin que pueda ser utilizada de manera fraudulenta. Asimismo, en el SUP-JDC-74/2022, se ratificó que las mujeres trans tienen pleno derecho a ocupar espacios reservados para mujeres, y su inclusión no afecta el principio de paridad. Conclusión La inclusión y la paridad pueden y deben coexistir. El principio de paridad es un mandato flexible e incluyente, que garantiza que todas las personas, con independencia de su identidad de género, accedan a cargos de representación política en condiciones de igualdad. Con este fallo el TEPJF no establece nuevos derechos, sino que reafirma su compromiso con la inclusión y la diversidad, abriendo paso a una democracia más amplia, en la que las mujeres cis y trans puedan compartir y disputar espacios, enriqueciendo el debate y participación política. https://lasillarota.com
Por ATA - Sylvia Rivera 12 de diciembre de 2024
La actriz y directora Marta Nieto ha presentado en el Festival Internacional de Cine de Almería (Fical) su largometraje 'La mitad de Ana', un film en el que explora la infancia trans a través de una familia monoparental en la que una madre "vuelve a reencontrarse con quien era" como mujer conforme adapta su perspectiva a una nueva realidad. "Para mí era importante abrir la conversación hacia la infancia trans", ha explicado la directora en una rueda de prensa en la que ha incidido en que "el niño no tiene ningún problema, está explorando y es su derecho. Somos los adultos los que tenemos que aprender a gestionar todos esos miedos y todas esas dudas para poder darles herramientas". Acompañada por la actriz Sonia Almarcha, la cineasta ha apuntado que son los adultos quienes tienen la responsabilidad de reeducarse ante este tipo de situaciones para generar un "espacio de libertad" y "de expresión de género" en el que, además, gestionar su propia incertidumbre. Con ello, ha abundado en que el punto de vista de esta historia, que también protagoniza, resulta "fundamental" para comprender el relato. "A veces te pasa una crisis, te quieres morir y al cabo de un tiempo, con perspectiva, la miras y agradeces el cataclismo, porque has aprendido a ver las cosas de otra manera", ha valorado. La película, que tuvo su preestreno en la Seminci y que llegará a los cines el próximo 10 de enero, cuenta con la intérprete Sonia Almarcha, quien ha valorado así cómo su personaje representa al fin a un aparte de la sociedad "reticente a los cambios" ante la idea de "perder algo". "Hay mucho amor por ella, por su sobrina, por todo lo que está pasando, pero no acaba de entender, es demasiado nuevo, pasan muchas cosas alrededor", ha apuntado en relación al reflejo de una sociedad "bastante mayoritaria todavía" que se resiste a la existencia de "otras fórmulas" sociales. La directora, quien contempla continuar con su carrera como actriz más allá de este primer largometraje con el que compite en la sección nacional 'Ópera prima' de Fical, ha relatado que fue una "fricción propia" sobre su maternidad la que le llevó a este proyecto. "A modo de exorcización me puse a escribir y tuve la suerte de entrar en la residencia de la Academia", ha dicho en relación a cómo la composición de la película fluyó "de una manera muy orgánica" hasta ponerse al frente de la dirección de una obra que, con pocos de personajes, trata de desarrollar la historia "con sutileza" pero con intérpretes que "encarnaran los personajes de manera sólida". En este sentido, ha valorado su experiencia a la hora de rodar con niños, como fue la actriz Noa Álvarez, quien pese a su corta edad "ya en el casting entendía el conflicto" que se generaba en la película, lo que además pudo trabajarse con un coach detenidamente durante varios meses antes de comenzar el rodaje de las escenas. https://www.europapress.es
Por ATA - Sylvia Rivera 10 de diciembre de 2024
Nick Dumont, de Oppenheimer, sale del clóset como transmasculino y no binario Nick Dumont, conocido por su papel como Jackie Oppenheimer en la exitosa película Oppenheimer de Christopher Nolan, ha compartido una importante revelación sobre su identidad de género. A través de un comunicado difundido por su representante, Dumont ha anunciado que es una persona transmasculina y no binaria, lo que marca un paso significativo en su proceso de visibilidad y autenticidad. El actor, que ha trabajado en diversos proyectos en la industria del cine y la televisión, explicó que aunque continuará utilizando su nombre profesional de Emma Dumont en su carrera, en su vida personal prefiere ser llamado Nick. Además, Dumont ha actualizado su biografía en Instagram para reflejar su identidad de género, utilizando el nombre de Nick Dumont y los pronombres they/them (elle), los cuales son más representativos de su identidad no binaria. Esta revelación llega en un momento en que la representación de personas trans y no binarias está ganando cada vez más visibilidad en la industria del entretenimiento, un ámbito que ha sido históricamente limitado para la comunidad LGBTQ+. Con este gesto, Dumont no solo se muestra como un referente de autenticidad para muchos, sino que también contribuye a la creciente visibilidad de identidades que no encajan dentro de los tradicionales binarios de género. El papel de Jackie Oppenheimer en la película Oppenheimer, que narra la vida del físico J. Robert Oppenheimer y el desarrollo de la bomba atómica, fue una de las actuaciones más notables de Dumont en el cine reciente. Sin embargo, su carrera se extiende más allá de este filme. A lo largo de su trayectoria, ha participado en diversos proyectos como Aquarius (2015), la película Inherent Vice (2016), T@gged (2017), la serie The Gifted, y en películas de 2021 como Airplane Brenda y Wrong Turn. En todos estos proyectos, Dumont ha mostrado su versatilidad como actor, y ahora, con su declaración, también se posiciona como un referente en cuanto a la aceptación y representación de identidades diversas.
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