Políticos de la oposición, defensores de derechos humanos y representantes del colectivo lgtbi expresaron este martes su indignación por el indulto que el presidente filipino, Rodrigo Duterte , otorgó la víspera a un marine estadounidense que mató a una mujer trans filipina en 2014.
«Este es uno de los muchos casos en los que este Gobierno se posiciona a favor de los poderosos. Hay muchos filipinos en la cárcel por crímenes más leves, pero no se les concede ese privilegio. Los pobres siempre son castigados mientras los ricos salen impunes», lamentó la vicepresidenta filipina, Leni Robredo , que es también la líder de la oposición ya que su puesto se elige en una votación independiente de la del presidente.
Joseph Scott Pemberton , un soldado estadounidense que se encontraba en una misión de visita de tropas en Filipinas en octubre de 2014, mató a Jennifer Laude cuando estaban a punto de mantener relaciones sexuales ahogándola en el inodoro al darse cuenta de que tenía pene en un motel de Olongapo , ciudad cercana a la base naval de Subic donde el cabo hacía maniobras.
Pemberton, que entonces tenía 19 años, fue condenado en 2015 a diez años de prisión por homicidio, de los que solo ha cumplido cinco años y ocho meses en la prisión del cuartel militar de Camp Aguinaldo en Manila, donde ha permanecido solo.
El malestar generalizado en Filipinas por el perdón de lo que investigación policial calificó como un «delito de odio» se ha intensificado al saberse que la defensa de Pemberton no había solicitado formalmente el indulto, por lo que el perdón ha sido una decisión unilateral de Duterte.
En un discurso televisado anoche, Duterte aclaró que concedió el perdón al cabo de la Armada de EE.UU. porque éste «no recibió un trato justo» y porque el juicio, en el que se le impuso la pena máxima posible, «fue defectuoso».
«No sabía que iba a llegar un indulto o que alguien presentó la solicitud», confesó con sorpresa a los medios la abogada de Pemberton, Rowena Flores , quien confió en que el marine pueda regresar a EEUU el viernes.
«El perdón del presidente Duterte manda el mensaje alto y claro de que la vida de una mujer trans filipina no importa. Abre la puerta a más discriminación contra las personas trans y a que más soldados americanos puedan asesinar impunemente en suelo filipino», denunciaron en un comunicado conjunto una treintena de organizaciones por los derechos Lgtbiq+ y feministas, que también convocaron una protesta en Manila.
La senadora Risa Hontiveros –abanderada de las causas feministas y Lgtbiq+– también expresó su indignación por la «inminente liberación de un asesino estadounidense mientras pobres están en las cárceles por robar comida».
«El indulto no solo deja un amargo resentimiento entre los familiares de Jennifer Laude, sino también en la comunidad LGTBIQ+ y en todos los filipinos que demandan justicia», añadió Hontiveros, una de las pocas voces de la oposición que se mantienen en el Senado.
Amnistía Internacional consideró el indulto «un trágico recuerdo de la cultura de la impunidad que prevalece en Filipinas» e insistió en que el asesinato de Laude se llevó a cabo «con un desprecio flagrante por su vida y dignidad como quedó demostrado en el juicio».