Azul, de 10 años: «Siempre he sabido que era una niña y no un niño»
Pese a su corta edad, la menor palmesana hace hincapié en la educación social y la divulgación para prevenir casos de transfobia


Sus pilares fundamentales son, sin duda, sus padres, siempre a su lado. «No lo vivimos con angustia, sino con total naturalidad», asegura su padre, pese a que ninguno de los dos tenía ni idea de las identidades trans. Basados en una crianza respetuosa, sin juguetes ni etiquetas sexistas, han intentado no condicionarla y dejarla ser, desarrollándose libremente; una filosofía, no compartida al principio por toda la familia. Hubo miembros que sufrieron -como se da en muchos casos- un duelo, al sentir que perdían a un niño, pero que, apuntan, después ganaron a una niña.
Cuando nació, sus padres y su hermano escogieron el nombre por sorteo: Azul Axel Ian, pero el Registro Civil vetó el nombre de Azul por considerarlo de mujer. La decisión se quedó sobre el papel, porque en la práctica, Azul siempre ha sido Azul, y así se han dirigido a ella siempre. Lo ha mantenido, porque se siente identificada con él, al contrario que con su nombre de nacimiento. Su color preferido es el negro, porque le recuerda a las pesadillas que superó de pequeña. Destaca, además de su madurez, la vitalidad y alegría que desprende. Se la ve feliz, con muchas ganas de vivir: hace teatro musical, baila y pinta. De mayor quiere ser diseñadora de ropa, para confeccionar prendas diferentes, fuera de la norma. A todo aquel que pase por su misma situación, niños o adultos, Azul recomienda comunicarlo a alguien cercano, «porque te alivia y te hace sentir mucho mejor». Y termina con una sentencia evidente, pero profunda: «Tienes que ser como tú realmente sientas que quieres ser».
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